11 de julio de 2013

El empleado público del siglo XXI

El pasado mes de junio el Gobierno del Estado australiano de Victoria publicó un documento de trabajo con el propósito de generar ideas y debate entorno al empleado público del siglo XXI.

Destaco aquí algunas de estas ideas y reflexiones que el documento intenta hacer valer como inicio de este debate, que se me antoja como mínimo interesante, de no ser por las altas pretensiones que creo que han puesto en él.

Nos recuerda que el impacto de la globalización, el cambio de expectativas de los ciudadanos y tecnológico, está creando un entorno diferente para el empleado público. Estos cambios dan lugar a un nuevo conjunto de habilidades, que junto a las tradicionales, se esperan de él. El documento intenta estudiar los roles, habilidades y características del empleado público del siglo XXI.

Se centra primero en las tendencias globales que cambiarán la forma en la que vivimos, para después adentrarse en los cambios que se están produciendo en el entorno de los servicios públicos. Estos factores de cambio están remodelando las burocracias rígidas del siglo XX hacia una administración pública más ágil y flexible, con una forma de trabajo más difusa, abierta y colaborativa.

Comparación entre el servicio público del siglo XX y XXI

Servicio público del siglo XX Servicio público del siglo XXI
Administración Jerárquica En red
Rígida Colaborativa


Flexible
La prestación de servicios Talla única Personalizada


Un solo canal Multi-canal
Rendimiento Orientada a los inputs Basada en los resultados
Cerrada Transparente
La toma de decisiones Ciudadano como espectador Ciudadano como participante
Metáfora Reloj Nube


Indica como factores de cambio:
  • El mercado para el suministro de bienes públicos
  • El aumento de la competencia en el desarrollo de políticas públicas
  • La co-producción de servicios públicos
  • La revitalización de la participación democrática

Hace así mismo mención a los roles y habilidades del siglo XXI:
  • Colaboración: relaciones entre personas y organizaciones
  • Comunicación: con énfasis en los medios digitales
  • Comercialización: obtener el mejor valor de los servicios públicos, privados y comunitarios
  • Control: asegurar los estándares legales, financieros y democráticos

Sobre la base de este trabajo y de otras fuentes, se propone un marco para futuras competencias, con tres ámbitos:


No todos los empleados públicos tendrán que ser igualmente expertos en todos los ámbitos, pero todos deben tener algún conocimiento de cada área, y la administración pública en su conjunto debe estar segura de que tiene capacidad en los tres.

El documento acaba con unas preguntas para la discusión, de las que destaco:
  • ¿Qué habilidades existentes necesitamos retener para un servicio público del siglo XXI?
  • ¿Qué nuevas habilidades son necesarias para el empleado público del siglo XXI a la luz de los desafíos de hoy y mañana?
  • ¿Qué ejemplos de buenas prácticas ya existen en la Administración?
  • ¿Cuáles son las áreas prioritarias de acción que deben ser abordadas?
  • ¿Cuáles son las lecciones clave para los empleados públicos que han surgido en las últimas dos décadas y cómo estas lecciones pueden ser aplicadas a los retos actuales y futuros?

Este trabajo es interesante como punto de partida hacia una administración y unos empleados ideales, pero creo que para entrar en un debate más real nos haría falta tener los pies un poco más en el suelo.


Fuente: The 21st century public servant.

3 comentarios:

  1. Antonio, las preguntas que destacas pueden ser un muy buen punto de partida para un profundo debate. Las habilidadses (a mantener y a potenciar en el futuro) y las áreas de intervención para "modernizar" la función del empleado público dan para hablar y discutir.

    No se si muchos de los que leemos tu post y estamos de acuerdo con iniciar este debate finalmente nos animemos a opinar o a compartir nuestro punto de vista. No obstante, la invitación que lanzas es tentadora.

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    1. Efectivamente Juanjo las preguntas dan para mucho, y las respuestas seguro que más.

      Hay un asunto que se me ha olvidado mencionar en el post y que quizá sea el más importante, y es que ha sido un gobierno el que ha lanzado el documento. Habrá que estar atento a como evoluciona el debate en ese estado australiano, por lo menos para ver que se "cuece" fuera de España.

      En cuanto a la posibilidad de iniciar el debate creo que sería muy interesante saber por dónde caminan vuestras opiniones, Oscar Cortés ya ha dado la suya en su post "Del procedimiento al talento", quizá alguien mas se anime.

      Un abrazo.

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  2. Ana Isabel Hernández19 de abril de 2018, 11:53

    Hola
    La idea de que el rendimiento tendría que ser “basado en los resultados”, hay que cogerla con pinzas y desarrollarla muy bien, explicando que se entiende por “resultados”. En la Administración Pública un buen rendimiento, a mi modo de ver, daría un resultado que sería un servicio de calidad y eficiencia, nunca hemos de confundir resultado con lucro. Hay servicios que a priori siempre serán deficitarios económicamente, pero eso no quita que se dé una prestación perfecta (sanidad, educación, servicios sociales).

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